Verdad o mentira?

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Esta historia habla de un hombre que buscaba la verdad. Le habían contado que la verdad era una joven y bella mujer, seductora como nadie; si uno la encontraba no podía evitar deslumbrarse con sus atractivos y enamorarse de ella. Empujado por su decisión y también por su espíritu aventurero, dedicó su vida y su fortuna a viajar por el mundo buscando la verdad.
En cada pueblo, en cada ciudad, en cada parador él preguntaba:
- ¿Está aquí la verdad?
Y siempre obtenía respuestas similares:
- No, por aquí no ha pasado.
- Nosotros no la conocemos.
- Aquí no está.
- Alguna vez vivió entre nosotros.
Pero nadie le decía por donde seguir.
Después de muchos años llegó a una ciudad muy lejana. Allí un anciano le dijo:
- Estuvo viviendo aquí. Yo mismo viajé desde muy lejos para verla. Lamentablemente cuando llegué ya había partido. Se fué camino de las nieves eternas.
El hombre se preguntó si valdría la pena adentrarse en semejante aventura para conocer la verdad. Después de todo había vivido tanto tiempo sin ella que podría descansar de su búsqueda y nadie que no fuera él, notaría la diferencia. Por otro lado, le habían asegurado que la verdad era tan hermosa, que no querría morirse sin haberle visto la cara, aunque sea una vez..
Después de analizarlo mucho, se dió cuenta que no podría seguir viviendo en paz, si ahora después de todo lo andado abandonaba la lucha por sólo una complicación de comodidad o cobardía.
Compró lo que necesitaba para tan largo viaje y emprendió la marcha.
Debió viajar durante semanas y mese por lugares inhóspitos, peligrosos y desérticos. HAciendo frente al frío, al viento, a las tormentas heladas que amenazaban con paralizarlo eternamente. Renovando su apuesta alentado por el bello rostros y el cálido abrazo de la bella Verdad.
Una mañana al parar el viento descubrió en el horizonte una primitiva cabaña de troncos de cuya chimenea salía una pequeñísima columna de humo. Hacia allí dirigió su trineo.
Apenas entrar, vió sentada junto al fuego tiritando una mujer muy vieja y arrugada de facciones toscas y piel reseca. Extendía sus temblorosas manos hacia lo que quedaba del fuego que pronto se apagaría.
- No sabe donde puedo encontrar a la verdad? -le preguntó a la viejecita.
La anciana tardó en salir de su letargo, pero mirándolo con sus pequeños ojos ahora grises y casi ciegos le dijo:
- La verdad soy yo. Has venido a conocerme?
.. El hombre supo que ésta era la verdad.. Y sintió la terrible decepción de saber que la verdad no era joven ni atractiva, mucho menos bella y seductora. La frustación que se siente cuando lo que se encuentra no es lo que se espera..
Con la cabeza gacha y sintiéndose estúpido por haber llegado hasta allí persiguiendo una ilusión, sólo pudo decir:
- No... si... gracias. Debo volver...- y antes de irse, giró aún para articular esa frase casi obligada;
- ¿Puedo hacer algo por usted?
- Sí,hay algo que puedes hacer -contestó la verdad- dile a todo el mundo que me has encontrado y que soy joven y hermosa...
Ps/ Cuando la verdad te miente, tu única posibilidad es el cuento...
11 comentarios
camila -
loles -
muchos besitos
kuan -
Quizá lo que le ocurrió al buscador es que se equivocó de lugar, ya que la verdad no puede buscarse fuera de un@ misma. Debería haber mirado hacia dentro.
Muchos besitos
Gema -
azzura -
Lolooo bienvenido, me he llevado una bonita sorpresa ;)
Brisa -
En realidad la verdad no existe igual que la mentira, ya q ambas cosas son subjetivas... Besitos
Harlem -
Gema -
Me gusta mucho la frase de la madre de Trini, es cierto que se queda sin ella, pero es bonito tener alguien a quien contar esas verdades que muchas veces escondemos.
¿os cuento una verdad? me voy unos días a la playa, pero no lo hago contenta, extrañaré estos ratitos demasiado. Un abrazo enorme, hasta pronto.
Trini -
Todo es relativo.
Mi madre siempre dice "Quién dice la verdad se queda sin ella" Quizá quién la encuentre tambien...
Besos amiga
SebastianDell -
Tentador, pero complicado de mantener. El nihilismo por respuesta.
LOLEZ -